El regreso de Armando Benedetti a Colombia este fin de semana ha sido una de las noticias más comentadas en la política nacional. Lo que parecía ser un regreso común, se ha convertido en un tema de debate por su reincorporación al círculo cercano del presidente Gustavo Petro, lo que genera muchas dudas sobre su papel en el Gobierno y su relación con Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y jefa de Gabinete.
Benedetti, quien fue embajador de Colombia ante la FAO en Italia, reveló que ha enfrentado problemas de salud, entre ellos un diagnóstico de precáncer y una cirugía en la que le extirparon parte del intestino. Además, confesó haber estado en tratamiento de desintoxicación en México por alcoholismo y drogadicción.
En su retorno, Benedetti renunció a su cargo diplomático y se reincorpora al Gobierno como asesor del presidente Petro, centrado en temas legislativos y actuando como enlace entre el Ejecutivo y el Congreso. Sin embargo, su reincorporación al Dapre, bajo la supervisión de Laura Sarabia, ha generado dudas debido a las tensiones previas entre ambos, especialmente por el escándalo de los audios filtrados.
Aunque el presidente Petro informó personalmente a Sarabia sobre el regreso de Benedetti, se especula sobre la estabilidad del Dapre, ya que Benedetti, con un historial de polémicas, podría ser un factor de discordia dentro del Gobierno. A pesar de su cuestionada reputación, el presidente ha optado por mantenerlo cerca, tal vez para evitar que se convierta en un «cabo suelto». Sin embargo, su regreso se ve con recelo, considerando sus investigaciones por corrupción y acusaciones personales. Esto plantea interrogantes sobre si es una estrategia política adecuada o si podría generar más controversias en el futuro.